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Montar en canoa por primera vez = caída asegurada

Ya llevaba unas semanas intentando probar la canoa ya que me llamaba bastante la atención por saber lo inestable que son y por el mítico pique que siempre hay entre kayakistas y canoístas. El caso es que o porque teníamos que salir rápido del agua (para hacer gimnasio o para correr) o porque nos cerraban los hangares de las piraguas y el material, no podía meterme a remar en una de ellas. Hasta que hace unas semanasDOCU_GRUPO PREPARACION DE DAVID CAL CARA A LAS OLIMPIADAS DE PEKIN me dejaron probar una canoa de cuernos ya que no teníamos nada más que hacer después ya que habíamos hecho gimnasio antes de continuar entrenando en el agua. Sin pensármelo dos veces le pregunte a un amigo del lago que si me dejaba intentarlo y accedió encantado; me dijo que probara de qué lado me encontraba más estable remando con la pala en el pantalán (como cuando ellos compensan) y luego, todo decidido, me monté en la canoa, dí dos paladas y me caí. Pero no, no al agua, sino que tuve la suerte de que fui a parar al pantalán sin siquiera mojarme más que las piernas porque entró agua a la canoa. Así que tenía que vaciarla, me salí y se meCaptura de pantalla completa 19042015 193156-001 ocurrió la maravillosa idea de voltearla sentado en los bidones de plástico que forman el pantalán, con los pies dentro del agua y, sin siquiera darme cuenta, y ante la sorpresa y el asombro mío y de mis compañeros; se me escurre el culo y me caigo de lleno al agua.

Lo gracioso de todo esto es que aún me lo siguen recordando mis amigos del lago.

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El hundimiento de la piragüa

Hoy mismo, mientras estaba esperando a que Álvaro (un amigo de la piragua) se volviera a subir a su embarcación, pues se había caído, vi que delante de mis narices otro chaval más pequeño que nosotros se había caído al agua. Era de Ciencias (el otro club que ocupa el lago de la Casa de Campo) el caso es que el chaval estaba tan pendiente de que no hacia pie que dejo la piragua volcada con la bañera hacia abajo y se estaba metiendo cada vez más agua.

Le preguntamos al chico (de unos 11 o 12 años) si necesitaba ayuda, el nos respondió que no, pero al verlo tan apurado le dije que acercara más la piragua hacia la orilla, para entonces, ya la había dado la vuelta, pero no sirvió de nada porque tenía tanta agua dentro que se iba para el fondo del lago. Asique me salí de la piragua le dije que levantara la piragua por la bañera para que no se hundiera mas y pudiéramos cogerla.

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Álvaro y yo la vaciamos desde la orilla de hormigón lo suficiente como para poder sacarla del agua y hacerlo más cómodamente fuera pues el hormigón era demasiado alto. Tras esto le dijimos al chico lo que debía hacer cuando volcase, nos montamos todos en nuestras piraguas y nos fuimos Álvaro y yo por un lado y el chaval por el otro.

Pero no toda la culpa era del chaval, pues su piragua no tenía ningún sistema de flotación el contrario que las nuestras que tienen una gran plancha de porexpan (poliestireno expandido) en la parte hueca de la popa por si acaso, a demás es una irresponsabilidad dejar a un chico de esa edad que está aprendiendo ir a esa zona del lago donde nadie desde la caseta el club te puede ver.

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